Video Relato

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Follando con mi mejor amiga

Fue una tarde de verano, una de esas que ansías sexo por todos lados. Quedé con una amiga para tomarnos unas copas. Quedamos en el centro de la ciudad, y me dijo que quería un sitio tranquilo, donde poder charlar tranquilamente sin que nadie nos moleste, así que la llevé a un pub que conozco a las afueras de la ciudad. Serían las 8 de la tarde.

Al llegar, me ofrecí a invitarle a lo que se tomase, lo cual ella aceptó encantada. Comenzamos a hablar de su novio. Era un tipo que no la trataba bien, ni si quiera en el ámbito sexual. Pasó el tiempo, y después de algunas copas más, decidimos irnos de allí. Le pregunté si quería que la llevase a casa, pero me dijo que no, que si no me importaba que se viniese a mi casa, y allí nos tomábamos el último trago, lo cual, yo accedí encantado.

Llegamos a las 11 de la noche, y hacía mucho calor en el salón, por lo que le pregunte si le importaba que me quitase la camiseta. Nos servimos unos tapones de tequila, y brindamos por nosotros. Empezamos a hablar y el tema se desvió al sexual. Empezamos a contarnos anécdotas, algunas graciosas y otras excitantes. Las miradas se iban cruzando, y yo, con las ansias de sexo, y el alcohol que había tomado, no pude controlarme y cogí de los brazos y le dije: "Bésame". Ella, en principio, se quedó paralizada, no sabía que hacer, pero su mirada daba a entender que estaba deseando tener sexo conmigo, por lo que tomé la iniciativa y la besé en los labios con pasión. Ella accedió y respondió metiendo su larga lengua por mi boca, jugando con la mía. Fui bajando con mi boca hasta el cuello, besándolo y mordisqueándolo suavemente. Su respiración se aceleraba, y me agarraba fuerte, como si no quisiera que la soltase nunca.

Le quité su camisa, y desabroché el sujetador, dejando sus redondeados al descubierto. Comencé a besar y a succionar sus preciosos pezones, y ella comenzó a gemir y a clavarme las uñas. Su cuerpo se movía cadenciosamente. Al poco le dije al oído: "quiero que me la chupes", y ella aceptó sin inmutarse. Me desabrochó los pantalones bruscamente, y me los bajó hasta las rodillas junto con los calzoncillos, cogió mi verga y se la fue metiendo en la boca poco a poco, haciéndome sentir un enorme placer. Ella me miraba, y al ver la cara de placer que tenía, se excitaba más, moviendo su cabeza más rápidamente. Cuando creí que ya no aguantaba más, ella paró, como si lo adivinase y me dijo: "aún no, quiero que te corras dentro de mi", lo cual me excitó muchísimo, así que me decidí a bajarle los pantalones y dejarla completamente desnuda, la subí encima de la mesa, le abrí las piernas, y le comencé a chupar su lindo coño, haciéndola gemir de placer. Sus jugos me ponían enfermo, y mi polla estaba dura como una estaca. Ella me pedía a gritos que la follara, así que accedí encantado. Introduje mi verga suavemente en su coño, y ella gimió otra vez, mientras me decía: "hazme tuya, clávamela hasta el fondo, quiero sentirte muy dentro de mi". Estas palabras me ponían cada vez peor; ella movía sus caderas cada vez más rápido, y yo no podía aguantar más, hasta que al final exploté.

Ella quedó algo defraudada, asi que le dije: "tranquila, en dos minutos volveré a la carga", lo cual le alegró muchísimo. Así que yo seguí acariciándole su clítoris, que en ese momento estaba excitado, y ella lo agradeció cogiéndome la verga y masturbándome. A los pocos minutos mi polla estaba otra vez erecta, y ella la dirigió hacia su entrada vaginal. Antes de meterla, acaricié su clítoris con mi pene, pero ella me dijo: "métemela hasta el fondo", asi que obedecí. Ella gimió de placer, pero al estar incómodos en el salón, la cogí entre mis brazos y la llevé a mi habitación. Una vez allí, me coloqué encima de ella, y comencé a penetrarla suavemente. Poco a poco fui incrementando la velocidad, hasta que ella llegó al orgasmo más brutal que había visto en mi vida. Su cuerpo se retorció y ella me sonrió de manera pícara, y me dijo: "ahora te toca a ti". Se incorporó y cogió mi polla entre sus manos, y comenzó a chupármela con energía, y mientras tanto me acariciaba los genitales con suavidad, hasta que no pude aguantar más y me corrí dentro de su boca. Nos recostamos el uno junto al otro y nos fumamos un cigarrillo, y ella me comentó que con su novio no había disfrutado tanto como conmigo. Después nos vestimos y la acerqué a casa, pensando que esta seria la primera de tantas veces que podría follar con mi mejor amiga

Jugando en la oficina con Clis

Mi nombre es Cliseria y tengo 33 años y soy una mujer delgada de buen cuerpo pues en mi tiempo libre practico la natación. Tengo el cabello corto, mido aproximadamente 1.60 de altura, mis piernas son delgadas, soy poseedora de una bonitas nalguitas que están bien paradas y redondas. Mi cintura es delgada y mis senos son pequeños pero encantadores.

No soy una mujer guapa, lo que me ayuda es que tengo un cuerpo escultural y bien definido. En el trabajo casi siempre uso vestidos que me llegan a medio muslo, acompañados de medias y zapatillas las cuales me hacen lucir más mis bellas piernas. Por lo regular me gusta coquetear en mi forma de sentarme y la forma que cruzo las piernas, en la mayoría de las veces dejo un poco abiertas las piernas para mostrar mis ligueros y mis encantadoras tangas, o bien, cuando no llevo tanga, muestra lo bien recortado que tengo mi vello púbico.

Era viernes por la tarde y por extraño que pareciera aun me encontraba en la oficina a pesar de que eran poco mas de las 6 de la tarde, el motivo era que estaba esperando a Paco un ingeniero con el cual desde hace unos meses estaba saliendo en calidad de amigos íntimos, el chiste de todo esto es que me encontraba casi sola en la oficina ya que era normal que todo el personal a esa hora ya estaba camino a sus casas o en partiendo a algún lugar para disfrutar del inicio del fin de semana. Paco es un tipo de unos 31 años de edad, complexión media, moreno claro.

Eran ya casi las 7 de la noche cuando por fin Paco se apareció por mi oficina excusándose inmediatamente por su ausencia.

-Ya era hora le dije, solo apago mi computadora y nos vamos.

-Si, perdón nuevamente dijo ¿a donde quieres ir? me preguntó.

-Tengo en mente uno o dos lugares le dije al tiempo que me acerqué a él para darle un beso en la boca, el cual respondió de inmediato, nos seguimos besando y besando unos 5 minutos, mientras pasaba el tiempo los besos iban subiendo de tono e intensidad, los dos empezamos a calentarnos y a mi me gustaba sentirlo caliente, pude ver como se empezó a excitar cuando su pantalón creció en el área de su pene, yo lejos de inhibirme me acerqué más a él y le pegué mis tetas para que se excitara más, no dejaba de besarlo como diciéndole sin palabras a donde me gustaría ir saliendo de ahí, lo estuve cachondeando casi 15 minutos, ya tenía su verga muy parada, en ese momento me separé de él y le dije que tenía que ir al tocador que si podía apagar mi computadora en tanto yo regresaba.

-Si claro, me dijo un tanto decepcionado.

Ya en el baño sentí un poco de culpa al saber lo caliente que lo había dejado allá afuera, jajajaja me dije pobrecito, pero yo seguí arreglándome en el espejo del tocador, al cabo de unos 5 minutos pasó algo que me sorprendió de momento, la puerta del baño se abrió de repente y a través del espejo pude ver que era Paco.

-¿Que paso le pregunte?.

-¡No me puedes dejar así! ¡ no vez lo caliente que estoy!. Me tomo de la cintura y acercó mis nalgas al área de su pene, su verga estaba paradísima, mas aun de lo que yo la había dejado, entonces comencé a frotar su paquete con mis nalgas como dándole un masaje erótico, en tanto el empezó a besarme el cuello y sus manos comenzaron a recorrer todo mi cuerpo.

-Así Paco ….así, le dije.

-Tienes unas nalgas y unas tetas deliciosas Clis, ¿lo sabias?

En tanto yo no dejaba de frotar su verga con mis nalgas eso también provocaba en mi una gran excitación, de pronto el me jalo hacia la pared que está a un costado de la puerta del baño, ahí seguí dándole el mismo tratamiento a su pene, el sin duda que sentía mas placer por que yo ejercía mayor presión en esa zona, mientras el metió su mano abajo de mi falda y froto mi vagina, yo estaba ya muy húmeda en ese momento, yo sabiendo que iba a ser una noche intensa estaba preparada para una ocasión así, es por eso que me había puesto una falda larga y abajo medias negras y mi liguero favorito, esta mal que yo lo diga pero me veía muy bien. No era necesario que Paco estimulara la zona de mi vagina toda esa situación era suficiente como para ponerme cachondisima.

-Bésame Paco, le pedí. Entonces yo me di la media vuelta y nos besamos apasionadamente, sus manos acariciaban y apretaban mis nalgas, entonces con mi mano busque su pene para acariciarlo por encima de su pantalón, parecía que iba a romperlo de lo duro que ya estaba, no pude más y bajé el cierre de su pantalón para liberarlo, de pronto lo tuve cerca de mi nuevamente, así que me agaché un poco y comencé a besarlo, lo besé y lo chupé una y otra vez sin parar, Paco estaba muy caliente y yo….. yo ya tenia unas ganas inmensas de coger, pero seguí chupándoselo un rato.

-Te gusta Paco….. te gusta como te lo chupo, le pregunte.

-SSIIIIIIIIIIIIII, ME ENCANTA, respondió.

Después de un rato esa posición estaba resultando un poco incomoda para mi, así que me incorporé y lo jalé hacia el interior de uno de los módulos privados que hay en el baño, bajé la tapa del escusado y me senté, mientras que Paco permaneció parado frente a mi, le comencé a quitar el pantalón poco a poco y después su boxer, y continué chupándole su verga, con mis manos acaricié sus nalgas al tiempo que no dejaba de jugar con su verga, estaba volviéndolo loco.

-Que rico Clis…. ¿donde aprendiste a mamarlo así?, lo haces MUYYYYYYYYY BIEN, NO te detengas, me decía.

Sus palabras estaba haciendo que me excitara aun más, me había dado cuenta desde la primera de mis infidelidades que me encantaba que me hablaran cuando estábamos cogiendo y mientras más sucias o fuertes fueran las palabras más me calentaba, me encantaba sentirme una callejera, la metía una y otra vez en mi boca toda completa mientras enterraba mis uñas en sus nalgas, él gemía de placer, lo estaba haciendo disfrutar como nunca.

-Cómetela….cómetela toda Clis, me decía.

Sin duda le estaba dando la mejor mamada de su vida lo podía sentir, pero yo estaba escurriendo necesitaba sentir esa verga dentro de mi, sin duda el hecho de sentir otra verga que no es la de mi novio es muy excitante pero todo este juego estaba resultando muy pero muy cachondo, lo estaba disfrutando y mucho, fue entonces cuando le dije:

-Métemelo Paco necesito tenerte dentro, sentir tu verga dentro de mi ……….. pero al parecer él no quería que lo sacara de mi boca.

-Síguemelo mamando Clis…..síguemelo mamando …solo un poco mas…..

-Métemelo ahora y después te hago lo que quieras papi, pero por favor ahora MÉTEMELO.

Entonces me incorporé y le pedí que se sentara en la tasa del baño, quede justo enfrente de él, los papeles ahora cambiarían, me quité mi falda y me quede en liguero, él inmediatamente me quitó mi tanga, me sujetó de la cintura y me acercó a él, yo me senté encima buscando desesperadamente su pene, entonces su verga me penetró de un solo golpe, no pude más y grite como loca.

-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII PACOOOOOOOOOOOOO.

-Empecé a moverme, podía sentir todo su pene dentro de mi, él en tanto acariciaba y arañaba mis nalgas, desabroché mi blusa para dejar salir mis pechos.

Quería que me los besara, mis pezones estaban casi tan duros como su pene, mi brassiere no duro mucho en su lugar Paco lo quitó casi sin que me diera cuenta, yo seguía moviéndome y moviéndome, Paco se apoderó de mis tetas y las comenzó a chupar, yo estaba al borde del éxtasis, sabía que no tardaría mucho en alcanzar el orgasmo.

-Que verga tan rica tienes Paco……….tan dura….sigue, sigue así no te detengas. El no dejaba de jugar con mis tetas las chupaba y las chupaba como un bebé, de pronto comenzó a morderme los pezones, sus dientes casi me los arrancaban…..me estaba excitando demasiado.

-Me encanta como coges Paco ….me encanta, y a ti ¿te esta gustando Paco?.

-Si Clis SIIIIIIIIIIII, no te conocía así de cachonda, me dijo.

Yo me estaba acercando rápidamente, SIIIIIIIIIIIIIIIIII PACOOOOOOOOO SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, YA CASIIIIIIII PAPI YA CASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, le grite, al tiempo que seguí moviendo lo mas rápido que pude.

-Me estas matando…….ME ESTAS MATANDO PAPIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, YA…YAAAAAAAAAAAAA…..YAAAAAAAAAAAAAAA.

De pronto tuve uno de los orgasmos mas intensos de mi vida, Paco me había hecho el amor como un colegial, esos tiempos en los que buscas los lugares mas íntimos y obscuros para desatar tus pasiones y eso me había encantado de verdad. Pero aun Paco seguía muy caliente, aun no llegaba al éxtasis, y yo todavía la tenía toda dentro de mi, así que le pregunte:

-¿Cómo quieres llegar Papi? ¿Quieres venirte en mi boca o te hago terminar así? O si prefieres podemos ir al hotel de aquí cerca y hacemos el amor toda la noche si quieres.

-No Clis no me dejes así, estoy muy caliente … no me falta mucho para venirme, me dijo.

Me pidió entonces que me levantara y me recargara en la caja de excusado, adoptando casi la pose de a perrito, entonces comenzó a penetrarme, me dio una y otra vez, no dejaba de meterlo, estuvo así casi 3 minutos dándome de su verga con todas sus fuerzas.

-Así Paco… así,…. quiero sentirla toda otra vez, le dije.

-Si, CLIS SIIII, SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, AHHHHHHHHHHHHH, AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.

De pronto sentí como su esperma salió de su verga y me invadió, fue un chorro intenso y muy caliente que me dijo que Paco había por fin llegado al éxtasis, aunque él no me lo dijo en ese momento supe que lo experimentado ahí había sido inolvidable para él. No vestimos y salimos de la oficina con un retraso de casi dos horas solo ante la mirada incrédula del oficial que cuida el edificio, jajajaja, si él supiera lo que acababa de ocurrir ahí dentro reí un poco dentro de mi.

Una experiencia excitante y arriesgada

La primera vez con Cristina

Lo que os voy a contar me ocurrió hace algún tiempo. En aquella época yo salía con una chica a la que llamaré Cristina para no decir su verdadero nombre. Ella tenía 19 años y era bastante atractiva, Era delgada, pero con bonitas formas, media cerca de 1’70 m., morena, con un bonito pelo lacio y brillante que le llegaba a media espalda, ojos verdes, unos labios delgados pero carnosos que usaba de maravilla cuando nos besábamos y unos bonitos pechos, grandes y firmes. Yo soy dos años mayor que ella, moreno, ojos azules almendrados, delgado y más bien alto.

Ella vivía en un pueblo cerca de mi ciudad, así que cada vez que yo iba a verla me alojaba en un hostal y si era a la inversa nos quedábamos a dormir en casa de mis abuelos, pues en la mía no hay sitio. Además solía ser ella la que venía a verme a mí, pues teníamos amigos comunes en mi ciudad mientras que en su pueblo ninguno de los dos teníamos amistades y además dormir en casa de mis abuelos era más barato, aunque tenía Un gran inconveniente pues nos hacían dormir en habitaciones separadas. Como ya os imaginareis teníamos algunos problemas para encontrar la oportunidad de practicar el sexo sin irnos a un hotel y la verdad es que nuestra economía no estaba para eso.

Así fue pasando el tiempo sin habernos acostado juntos ni una vez, hasta que una noche volvimos de fiesta. Al llegar, me dio las buenas noches y entró en su alcoba y yo, me puse el pijama y pasé al baño antes de acostarme. Cuando estaba a punto de salir oí que alguien llamaba a la puerta. y pensé que sería mi abuela que venía a decirme que no hiciera ruido, así que solté un "Qué quieres" con desgana. Imaginaos mi sorpresa al oír la voz de Cristina diciéndome -ábreme cariño-. Terminé de subirme el pantalón del pijama con prisas y abrí la puerta.

Allí, delante de mí, estaba Cristina, más bonita que nunca, con un pijama blanco (me resultan muy sexys las chicas en pijama) y mirándome con ojos de cordera. Yo no había tenido tiempo de hacer nada cuando se me abalanzó, me rodeó con sus brazos y me empujó al interior del cuarto de baño cerrando la puerta tras de sí. Yo alargué una mano para echar el cerrojo y comenzamos a besarnos de pie, con mi espalda apoyada contra el lavabo que se me clavaba en la espalda, pero no me importaba de tan excitado como estaba.

En eso estábamos cuando oímos un ruido. Al parecer mi abuelo se había levantado y había pasado al otro baño. Le susurré a Cristina que deberíamos dejarlo, que si se levantaba mi abuela querría pasar al que estábamos nosotros, pero hizo como si no hubiera oído nada. De repente comenzó a quitarme la camiseta del pijama y no pude resistirme, desabroché con prisa los botones del suyo, sus pechos quedaron al descubierto libres de la protección de un sujetador y me lancé a acariciarlos, los rodee con las manos, los levanté y los acaricié pasando los pulgares por debajo para luego pellizcar los pezones que a esas alturas estaban duros y turgentes. Ella metió la mano bajo mi pantalón y se dedicó a acariciarme la polla con una dedicación que nunca había imaginado en un momento así. Con la mano derecha me la frotaba hábilmente desde los huevos a la punta, rodeándola con los dedos unas veces y masajeándola por debajo otras, cogiendo mis testículos con su mano y apretándolos con la suavidad justa para que no sintiera ningún dolor.

Así estuvimos algunos momentos hasta que Cristina paró de masturbarme, justo cuando yo estaba a punto de derramar mi leche sobre su mano. -¿Hemos acabado ya?- le dije. Ella me miró, sonrió maliciosamente y respondió: -Todavía queda lo mejor-. Dicho esto me terminó de bajar el pantalón, me señaló la taza del váter y me dijo: -siéntate-. Yo saqué los pies del pantalón y obedecí. Cristina se acercó a mí, se sacó también el pantalón y rápidamente se sentó a horcajadas sobre mis piernas. Yo no me podía creer aquello, la habitación de mis abuelos estaba justo al otro lado del tabique, podían oírnos al menor ruido, pero no podía ni quería resistirme.

Sin perder más tiempo Cristina cogió mi verga entre sus dedos y la dirigió hacia la entrada de su coño con delicadeza. –Ahora vas a ver lo que es placer- me susurró al oído. Y sin decir nada más empezó a moverse sobre mí, de delante a atrás, haciendo que mi polla entrara cada vez más honda en su interior. Yo mientras tanto me arqueé para chupar sus pechos, los cogí con una mano levantándolos y comencé a lamerlos de arriba abajo con lametones largos, rodeando las aureolas con la punta de mi lengua o mordisqueando sus pezones de vez en cuando a la vez que ayudaba a sus movimientos con embestidas de mi pubis y con la mano libre le acariciaba el clítoris haciéndolo girar suavemente entre mis dedos. Sabía que no debíamos hacer ruido, pero no pudimos evitarlo del todo. Los gemidos de Cristina cada vez eran más rápidos y eso me ponía a cien, así que también comencé a gemir y sentí ganas de gritar, pero allí no podía. En pocos minutos vi que Cristina estaba teniendo el primer orgasmo de esa noche, conteniéndose también para no gritar.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero eso no fue todo. Cuando yo estaba a punto de correrme, ella se levantó y me dijo: -ahora quiero cambiar-. Se dirigió al lavabo, apoyó sus manos y me dijo: -ya sabes lo que debes hacer-. Yo la seguí, rodee su cintura con mis manos, la atraje hacia mí y apoyé mi verga, dura y a punto de echar su leche entre las nalgas de Cristina. Comencé a juguetear, rozando la raja de su trasero con la punta, rodeando su agujero sin llegar a penetrarla, sabía que por ahí no le gustaba. Entonces di una embestida y le introduje toda mi polla por su coñito, mis huevos golpearon los labios y me dediqué a moverme cada vez con más rapidez, entrando mi verga hasta el fondo y sacándola hasta descubrir el glande una vez tras otra. Con cada embestida aumentaba un poco la velocidad y aprovechaba la postura para acariciar sus pechos y su clítoris a la vez que ella giraba la cara para que nos besáramos. Cuando tuvo su segundo orgasmo, fue más espectacular que el anterior y noté como sus jugos comenzaban a chorrear cada vez más, mojando mi polla y ayudándome a penetrarla.

Seguimos así algún rato, yo estaba cada vez más excitado, notaba como el semen estaba a punto de salir.

– ¡Aaah, Cristina!- le dije –¡no puedo más, voy a correrme!.

–No importa. ¡Ah, ah, ah! Sigue. ¡Échamela dentro!-

Mi leche empezó a salir, no sé cuantas veces descargue en el coño de Cristina, pero empezó a chorrear semen mezclado con sus jugos de una forma como nunca más he visto. Seguimos algunos momentos en esa posición, con mi verga en su rajita y mi cara oculta entre su hombro y su cuello mientras le acariciaba los pechos. Luego nos separamos y se puso de nuevo el pijama.

-¿Te ha gustado?- me preguntó.

–Ha sido fantástico.

- Bien, pues pronto tendrás más. Tú has estado muy bien.

Cristina salió la primera y yo me esperé para que no se notara que habíamos estado juntos si nos oían. Esa noche dormí como nunca

Viajando en bus al sur

Me recibo de profesor y viajo un jueves en bus al Sur en buscando trabajo ofrecido por anuncios en el Ministerio, alcanzo el último bus del día, eran las diez de la noche, viajaría diez horas, era el último asiento de este bus, en verdad era el último, al final del bus, al lado de los servicios higiénicos y separados por una mampara, para que el posible olor, que pudiese emanar de los servicios, no se trasladase al resto del bus. A mi lado una mujer de unos 25 o 30 años acompañada por un muchachito de unos 3 años.

Al comienzo el chico no molestaba, pero luego trascurrido una hora, le dio sueño y quería acomodarse como diera lugar, lo que incomodaba a su madre pues no entraban en un asiento ambos y el no quería brazos. Amablemente le ofrezco a la mamá levantar el separador que hay entre los dos asientos y tratar de acomodarnos, los tres, en estos dos butacas, ella me sonríe agradecida, corriéndose mas hacia mi lado, y tenemos que acomodarnos de costado, ella mirando hacia su hijo, yo maliciosamente, me acomodo contra su culito… el niño en su sueño se movía y empujaba a su madre, esta se movía hacia atrás chocando contra mi cuerpo y su culito se acomodaba encima de mi sexo. Cojo unas mantas y abrigo a su hijo y con la otra la extiendo sobre nosotros. Perdona me dice es medio loco para dormir, no te preocupes le contesto, eso si voy a tener que abrazarte para no caerme. Me mira como puede y me sonríe diciendo, siempre que no abraces demasiado fuerte, que voy al encuentro de mi marido después de estar separado por tres meses. ¡Imagínate como estaré! Y tú, le contesté, imagínate como me tienes con tu culito parado y durito moviéndose sobre mi sexo, el tuyo es sensacional. Oh perdón, dice y trata de darme mayor espacio, pero su hijo como respuesta la empuja con mayor energía hacia mi persona, clavándose sus nalgas contra mi sexo. La apreso de su cintura contra mí y le comento al oído…, tu hijo desea que te quedes entre mis brazos y no que lo molestes a él, quiere que sigas pegadita a mí, al mismo tiempo muevo mis manos hacia arriba rozando sus tetas…. ¿Qué haces?, me dice…, continuo tocándola. Oye me dice, que te crees… peñisco sus pezones y resiste ante la caricia, pero sus tetas se ponen duras. Beso su nuca, bufa ante la caricia. Aahh, Aahh, su cuerpo se estremece, trata de alejarse…. Su rechazo era más débil. Su hijo nuevamente la empuja contra mi cuerpo, ves, le musito a su oído tu hijo te lo ordena, comprímete a este varón. Al tiempo que mis manos recorrían su vientre, ella solo jadeaba, por favor, dijo, voy al encuentro de mi marido,…aahh…, después de tres meses, su rechazo cada vez era mas débil.

Cogía las tetas de esa mujer, la acariciaba, se las apretujaba, se las oprimía, la manoseaba toda, sin permiso. Pero lo hacía de una forma tan decidida, que ella solo atinaba a dejarse hacer, la tenía sumida a mis deseos; es mas, estaba sintiendo mi calor, suplicando me trataba de rechazar para que no la hiciera mía. Pero, sus reclamos eran muy débiles. Otro movimiento de su hijo y ella queda bajo mi cuerpo, manoseo sus piernas subiendo sus vestidos y bajo mis pantalones de mi equipo sport. Manoseo su sexo, obteniendo gemidos de placer, bajo sus bragas.

Mi herramienta gruesa, dura y con una forma curva, pronto salio de su encierro, presentía que este muy pronto invadiría su vientre, no tuvo tiempo de decir nada por que mis manos subieron a sus tetas, se las cogía de abajo hacia arriba varias veces, lo que no pudo resistir, así que puso sus manos sobre las mías y me acompaña en el movimiento de sobarlas. Por favor…, por favor… voy donde mi marido… le pertenezco a él.

Pero sus caderas decían otra cosa restregándose contra mi sexo. En uno de sus movimientos se clavó la cabeza de mi pene en sus labios sexuales. Pronto la cabalgaba, ella tratando de oponerse, pero su respiración y sus piernas se abrían para permitirme que la penetrara con mayor comodidad y profundidad.

Sus piernas totalmente abierta y mis manos la sostenían por sus nalgas, buscando con decisión mi herramienta, se restregaba a mi campeón contra sus labios vaginales, su clítoris lo sentía durísimo y mi pene que trataba de adentrarse y explorar sus zonas íntimas. Ingresé en su sagrada gruta, nos friccionábamos sin dejar un milímetro de nuestras pieles sin contacto, pronto un delicioso y muy intenso orgasmo la hizo abrirse más y más para recibirlo en lo más profundo de su sexo, sus caderas seguían el ritmo de mis embestidas hasta que le oí decir: …oohh como deseaba esto…, aahh soy tuya. Cuidado por favor que lo estamos haciendo sin protección… tira tu semen afuera.

Ella gemía como una ansiosa puta, estuve penetrando así hasta que sentí que mi leche estaba apunto de explotar así que le pido que se tranquilizara, "cógeme así que tenia muchas ganas de ser poseída", pero esta vez mi verga entro mas en su vagina, esta se contraía y ella pujaba de placer y dolor era la primera vez que la estaban reventando en un bus, estuvimos así alrededor de 10 minutos, me abraza mas fuerte contra ella, lloraba de las emociones que sentía al ser penetrada, tenía toda mi verga adentro y esta se movía desesperadamente hasta que explota en su segundo orgasmo y me vacié por completo dentro de su útero. Sentía como mi semen se salía de su vulva. Se tranquiliza y gime te vaciaste dentro de mí y no estábamos con protección, se aflige, mira a su hijo que duerme feliz en su butaca, mi amor le dice, este hombre acaba de preñar a tu mamá, vas a tener un hermanito.

Luego agotados compartíamos como podíamos mi butaca conmigo. Incomodo me recuesto en el suelo y apoyado en la mampara me duermo, despierto como a las tres

horas después, cuando un pasajero me empuja con la puerta al tratar de ingresar al baño. Ella duerme feliz en mi butaca, cojo otra manta y me abrigo en el piso a espera de las horas que faltan para llegar a destino.

Faltando una hora antes de llegar despierta y me dice acuéstate tú en tu asiento, se acomoda a mi lado, yo estaré aquí en el suelo ya que mi hijo me quito el asiento. Me dice luego "voy ha estar tres días aquí, el lunes vuelvo, compremos asientos juntos en el bus de vuelta y que sea lejos de los demás pasajeros como estos".

La vuelta la comento después…

Loyda en su noche de aniversario

Estaba con un amigo en un bar tomándonos un par de cervezas cuando llegó un viejo conocido de la carrera junto con su esposa. Se sentó en la mesa de a lado y minutos después de saludarnos nos pidió que los acompañáramos a celebrar su segundo aniversario de bodas. Junto con mi amigo accedimos a la petición.

Estando en la mesa nos presentó a Loyda; Loyda era su novia desde la universidad y actualmente su flamante esposa. Loyda es delgada y de cabello lacio color castaño, mide aproximadamente 1.65 de altura, sus piernas son delgadas y bien torneadas, es poseedora de una bonitas nalguitas que están bien paradas y redondas. Su cintura es delgada y le hace ver un cuerpo espectacular, así como sus senos que a pesar de no ser muy grandes, están firmes y dignos de observar.

Esa noche Loyda llevaba un vestido negro de un generoso escote en "V" el cual portaba sin brasier, el vestido le llegaba a las rodillas con una caída natural, usaba medias y una zapatillas de tacón alto negros que hacían lucir sus piernas de manera espectacular.

La noche transcurrió. Platicamos, reímos y disfrutamos del ambiente unas horas más. Para ese entonces, José, el esposo de Loyda, ya estaba bastante pasado de vino. Pero eso no fue ningún impedimento para que nos fuéramos a otro bar donde tenía una pista de baile. Compramos una botella de vodka y decimos acabarla esa misma noche. Mis amigos se encargaron de terminarse la botella, mientras que Loyda y yo nos parábamos a bailar ocasionalmente con el consentimiento de mi amigo, cosa que aprovechaba para pegarme a su cuerpo y sentir sus finas curvas por debajo de su vestido y ocasionalmente ver sus senos por entre el escote de su vestido a lo cual Loyda hacía caso omiso de ello.

Mientras bailábamos Loyda también se acercaba a mi cuerpo y sin desaprovechar la ocasión llevaba mis manos a sus ricas nalguitas para poder abrazarla, Loyda solamente apoyaba su cabeza en mi hombro y suspiraba a mi oído. En uno de los bailes de la noche, fue tal mi atrevimiento que le metí mi mano por debajo del vestido levantándolo hasta sus nalguitas, lo que me permitió confirmar el uso de una diminuta tanga con un pequeño encaje en la parte de enfrente. Loyda.

En ese juego con su tanga pude meter mis dedos por su vagina y tener en ellos la miel de su flujo vaginal, cosa que Loyda nunca dijo ni una sola palabra y solo gemía a mi oído. Me dijo que nunca se había comportado de esa manera en un bar y mucho menos con un hombre que no fuera su esposo.

Cuando le dimos el último trago a la botella, ya todos bastantes alegres, salvo José que estaba totalmente ebrio, decidimos irnos cada quien a su casa.

Mi amigo se retiró y decidimos que yo acompañaría a Loyda y a su esposo hasta su casa ya que viven en dirección a la mía. Mi amigo se llevó mi auto para que no dejáramos la camioneta de José en el antro, Loyda manejó de regreso y José iba con ella en el asiento delantero, por lo que me tocó ir en el asiento de atrás. En el camino José se durmió por causa de su borrachera y desde el asiento de atrás empecé acariciarle el cuello a Loyda mientras ella manejaba al mismo tiempo le decía que me gustaba y que quería poseerla en todos los sentidos. Segundos después fui bajando mis manos a sus lindos senos y a meterlas por entre su escote para acariciar sus pezones. Logre sentir como eso le excitaba, como el pezón se le fue endureciendo mientras jugaba con mis manos a pellizcárselos. También le fui subiendo su vestido hasta la cintura para acariciar sus piernas, besaba su cuello sin ningún problema mientras su esposo dormía en el asiento de junto.

Llegamos a su casa como unos 15 minutos después de haber salido del antro. Abrí la puerta del carro y como pude: medio abrazado y medio arrastrado le ayude a José a entrar a su casa mientras Loyda terminaba de estacionar el auto. Coloqué a José en el sillón de la sala y me dispuse a esperar a que entrara Loyda a la casa, al momento de que ella entró la abracé y la besé de manera tan cachonda que no dijo absolutamente nada y se dejó hacer todo tipo de caricias.

Muy hábilmente le babé los tirantes del vestido para admirar y besar sus pezones, mientras que mis manos se encontraban por debajo de su vestido, le llevé hasta el comedor para recostarla en el mismo y ahí mismo quitarle su ya húmeda tanga. Loyda me comentó que sería la primera vez que sería infiel a su esposo y antes de que dijera otra cosa la volví a besar apasionadamente; mientras la besaba saqué mi ya erecta verga del pantalón, Loyda se encontraba recostada en la mesa por lo que fue fácil ponerla a la altura de su cara. Le dije que quería meterla a su boquita y lo cual respondió que no le gustaba el sexo oral.

Le dije que esta experiencia sería diferente a lo que hacía con su esposo, por lo que sin muchas ganas abrió su linda boquita e inserté mi verga en ella. Mamaba como una experta, no tardé más de 5 minutos cuando me iba a venir, me separé de su boca y comencé a arrojar semen en su cara, ella abría su boca para que entrara semen en ella.

Segundos más tarde Loyda se incorporó y se quitó totalmente el vestido con el cual se limpió la cara llena de semen; verla en zapatillas, medias a medio muslo y tanga hizo que mi verga se pusiera nuevamente erecta, por lo que Loyda me dijo que era hora que la penetrara de una sola vez.

Hice que Loyda se pusiera de pie y se colocara con sus codos en la mesa, era un paisaje hermoso ver esas nalguitas a plenitud listas para ser penetradas, hice a un lado su hilo de la tanga y la penetré muy lentamente. Ella esta hirviendo y comenzaba a gritar por cada centímetro que se incrustaba en ella, estuvimos hací varios minutos, posteriormente la volví a recostar boca arriba y la penetré, Loyda me abrazaba con sus piernas a la altura de la cintura, mientras la penetraba le pellizcaba sus pezones que estaban totalmente erectos.

Al cabo de 20 minutos, le dije que estaba nuevamente a punto de correrme, por lo que me pidió que la llenara de lechita, que quería sentir por primera vez un semen diferente al de su lindo y borracho esposo. No tardé mucho en soltar nuevamente torrentes de semen dentro de su vagina y con ello lograr que llegara al esplendor de su orgasmo.

Loyda no dejaba de estremecerse, ahí fue cuando me di cuenta de que era una mujer multiorgásmica y poco complacida por su esposo. No pasaron más de 5 minutos cuando nos empezamos a arreglar la ropa, nos dirigimos a la sala donde José se encontraba totalmente dormido y no se dio cuenta de nada.

Me despedí de Loyda en la misma sala dándole un beso en la boca y acariciando nuevamente su lindo cuerpo en frente de su dormido esposo. Le dije que me gustaría volver a verla y que un día de estos le llamaría por teléfono.

Venganza

Luego de romper mi noviazgo con Salvador, comencé una relación con un estudiante de medicina. Yo estaba en la facultad de odontología en quinto año cuando mi jefe de endodoncia me invito a incorporarme como ayudante ad-honorem a la cátedra. Apenas me gradué se intereso por mi futuro y me nombro como rentada en el horario en que el ejercía la docencia. Así comenzamos junto con Gloria, mi amiga durante toda la carrera, como ayudantes.

Luego de algunos meses me propuso ayudarlo en la atención de su consultorio en la ciudad de Lujan donde atendía los días sábado.

Mi relación con Hugo, mi novio, era normal y yo me brindaba por entero. Hugo en cambio era atento y cariñoso pero egoísta e incapaz de renunciar a sus amigos y al futbol. Tuvimos un altercado cuando le comente la propuesta de Enrique, mi jefe, pues sostuvo que creía que se podría aprovechar de mi inocencia si pensaba que solo le interesaba mi trabajo. Me enoje y aproveche una invitación de Enrique para cenar a instancias de su esposa y le propuse que me acompañase para sacarse las dudas en cuanto a sus intensiones.

Finalmente cuando supo de la propuesta económica se convenció. Me acompaño el primer día de trabajo y disfrutamos del paseo, pero a partir de allí, Hugo que jugaba todos los sábados al futbol se despreocupo y no volvió a acompañarme priorizando sus gustos.

Enrique era muy atento y combinamos de viajar juntos en su auto todos los sábados. Era de estatura mediana y muy buen físico. Inteligente, culto y muy atractivo. Siempre provenían de sus labios palabras halagüeñas y lisonjas exaltando mi belleza y elegancia. Me sentía cómoda y feliz. Hugo parecía no tener celos y eso me irritaba.

Enrique tomo confianza y en tono de broma, pareciendo leer mis pensamientos y mis dudas se atrevió a preguntarme una tarde de lluvia al dirigirnos al consultorio, si no tendría una amante ya que el clima no era propicio para un deporte al aire libre.

Sus palabras me generaron dudas y decidí cerciorarme. Llame por el teléfono celular a un compañero del equipo de futbol que me respondió que el partido se había suspendido desde el día anterior. Hugo me había engañado ya que me había negado la suspensión esa mañana. Al cortar el teléfono llore. Enrique viendo mi congoja me cobijo entre sus brazos y me calmo diciéndome que la infidelidad no era tan grave y todos alguna vez habíamos tenido alguna aventura.

Durante la tarde mientras atendía fue creciendo mi rencor al sentirme engañada y defraudada en mi buena fe. Enrique se dio cuenta y con esa persuasión que lo caracteriza trato de serenarme. "Sería bueno escarmentarlo, ¿no te parece?" me sugirió en tono de broma como colofón de su charla. Me sonreí sin contestarle.

De regreso a la Capital, ya mas tranquila, se detuvo en el camino y me invito a tomar un café. Me convenció con ese tono seductor de la importancia de ser libre y dar rienda suelta a los instintos y sin pensarlo lo bese agradecida. Sin decir palabra, luego de pagar, me tomo de la mano y entramos al auto. Alli, me abrazo y me beso. Le respondi.

Dirigio el auto a un hotel alojamiento a la vera del camino y sin reparar en mis argumentos al encarar la entrada solo atine a acurrucarme a su cuerpo y ocultar mi rostro pero no me opuse. Solo balbucee palabras cuando cerro la puerta de la habitacion que reflexionase sobre su esposa y el paso que iba a dar. Como respuesta me abrazo y nos besamos. La humedad de su boca y su lengua intercambiando saliva me excitaron. No habia vuelta atrás. Sus manos comenzaron torpemente a desnudarme. Le suplique que me dejase pasar al baño. Me quite la ropa y me mire al espejo. El rubor de mis mejillas y la turgencia de mis senos pequeños con los pezones oscuros erectos denotaban mi calentura. Palpe con mis dedos la vulva humeda y coloque un ovulo espermicida dentro de mi vagina no fuese a quedar embarazada. Me mire por ultima vez al espejo. No estaba mal. ¿Enrique pensaria lo mismo?.

Abri la puerta y lo mire. Enrique de pie, estaba desnudo con su falo erguido palpitando. Se acerco y me abarco con sus brazos. Nos besamos. Me senti contenida y su verga se apoyo en mi pelvis. La senti enorme. Me arrodille y entonces pude comprobar la dimension y el grosor de su falo ingurgitado surcado de venas. Su prepucio corrido dejo al descubierto el glande rojo vinoso. Instintivamente lo lleve a mi boca. Apenas me entraba y mientras masturbaba el pene lamia ese glande calido. Esa tremenda herramienta me iba a penetrar, la deseaba. No pensaba en nada ni en nadie. Solo sentirla dentro mio dandome placer.

Me incorpore antes que eyaculara. Me levanto en sus brazos y me deposito en la cama. Me abrio las piernas y situado entre mis muslos comenzo a besar la concha con sabiduria. Su lengua reptaba entre el clitoris y los labios de mi vagina. Nunca habia gozado tanto.

Llego un momento en que le pedi por favor que no me hiciese esperar mas. Se coloco a horcajadas sobre mi pelvis y yo aproxime con mi mano la verga sobre la entrada de mi vagina encharcada por los jugos del deseo.

Finalmente esa masa enorme se introdujo hasta la raiz. Un gemido lastimero surgio de mi garganta entre palabras de amor y lujuria. Comenzo un bombeo acompasado y profundo. Cada vez el cosquilleo era mayor a medida que se aproximaba el orgasmo.

Senti una sensacion maravillosa cuando ocurrio esa descarga intensa de jugos pringosos al eyacular a borbotones el semen de Enrique. Al mismo tiempo derrame mis liquidos que se mezclaron con los suyos. Fue un orgasmo fantastico.

Nos besamos y al retirar su verga de mi concha comprobe la dimension del pene que me habia dado tanto placer. Nunca habia experimentado nada igual y los jugos derramados chorreando por mis muslos eran mudos testigos de tanta entrega y pasion.

Habia transcurrido una hora. Mi concha parecia adaparse cada vez mas a su nuevo inquilino. Abrazado a Enrique segui con mis caricias. Reposaba el guerrero luego de su esfuerzo pero mi excitación no tenia limites, queria mas. Comence a masturbarlo y rapidamente respondio. Cuando se irguió el pene, lo monte a horcajadas como una amazona y cabalgue. A punto de estallar en un nuevo orgasmo, Enrique tomo la iniciativa. Me coloco de espaldas con el culo en pompa, y abriendo los gluteos con sus dos manos, beso y lubrico el orificio anal. Sabia lo que vendria. Insinuo el glande en el orificio y pese a mis ruegos no se apiado. Se afirmo y presiono hasta que finalmente penetro el ano y atraveso el esfinter. No pude impedir un grito de dolor. Se apropio de mis senos y comenzo a bombear, yo gritaba hasta que el dolor cedio paso al placer. Senti como habia entrado toda la verga cuando sus testiculos golpearon mis gluteos. Un flujo intermitente lubrico mis intestinos. Al unisono de sus gemidos y los mios eyacule por segunda vez. Enrique se desplomo sobre mi cuerpo y me lleno de besos.

Sono el telefono de la conserjeria preguntando a Enrique si estaba todo bien pues habian escuchado los gritos mios de dolor. Con una sonrisa los tranquilizo y me paso el tubo para que les corroborase lo que paso. Les dije que estaba todo en orden y colgue.

Nos levantamos y me acompaño al baño. Mis piernas temblaban del esfuerzo y me tuve que sostener de su brazo. Tomamos una ducha y mientras nos enjabonabamos continuamos con las caricias hasta que girandome me poseyo por ultima vez.

Nos vestimos y cuando me mire al espejo me asuste. Mi cara demacrada y las ojeras eran testigos de la tarde de sexo y lujuria.

Mientras retornabamos a la Capital, le pedi que lo sucedido quedase entre nosotros hasta que aclarasemos nuestros sentimientos y resolviesemos nuestra situacion.

Es una situacion real que me ocurrio antes de mi matrimonio que hoy me atrevi a confesar.

Mi primito y yo

A- Hola, Luisa, buenas tardes. ¿Cómo estas?.

L- Bien, ¿Tu?. ¿Como estas después del acontecimiento del otro día?.

A- Aparte de un poco cortada ahora aquí, por tu presencia, bien. La verdad es que se me han despertado cosas que creía dormidas para siempre.

L- No seas tonta. ¿Te vas a cortar ahora conmigo después de tantos años de amistad?.

A- Eso no evita que me sienta cortada. No creas que es que no me gustó. Solo que me resulta sorprendente. El acontecimiento... ese encuentro – entiéndeme, placentero- no dejo de ser una autentica sorpresa, no se me había ocurrido que pudiese ocurrir algo así, contigo y con tu marido, que cosas. Lo pienso y aun me pongo colorada.

L- ¿Estas arrepentida?.

A- No, claro, que no. De ninguna manera. Todo lo contrario. Por mucho apuro que me de, que me da, he descubierto algo que no solo me sorprende sino que me ha despertado al pasado. Es como si los nervios de las primeras experiencias hubiesen regresado reviviendo otros momentos. Me ha traído esos recuerdos

L- ¿Los recuerdos de las primeras experiencias?.

A- Si, a eso me refiero. A la manera en que viví aquellas primeras experiencias. Sus nervios, sus temores y su ansiedad. Por que no se que es lo que era mas excitante, si hacer o la duda de que iba ocurrir y que vendría después.

L- Tienes razón. En aquellos momentos adolescentes, la espera de que el chico te cogiese la mano, o te besara creaba una ansiedad insoportable. El corazón parecía desbocarse, una y otra vez que la situación parecía aproximarse y eso resultaba terrible, tremendo. No te digo nada de los primeros roces libidinosos en los que creí que dejaría de respirar, creía que me iba a morir de ansiedad. Y quizás esa ansiedad es la que se repite ahora, aquella misma que ponía un grado de temor tal que hacia de la espera algo insoportable a la vez que imposible de abandonar. ¿Tu recuerdas tus primeras encuentros?. ¿Cómo no te vas a acordar, eso nunca se olvida?.

A- No, nunca se olvida. Un primo, mío, del que estaba enamorada desde niña y del que muchas otras ocasiones anteriores había fantaseado que algo ocurriría.

L- Vaya. Un primo. Que tendrán los primos que siempre pasa algo con ellos. Supongo que la edad justa en el sitio justo. ¿No fue así?.

A- Claro. Entre que tendría unos 17 o, 18, cuando yo tenia 15 que me hacían percibirlo como un hombrazo hecho y derecho y que me daba clases, para superar las matemáticas, dejándonos solos mas de una vez en casa parecía inevitable que ocurriera. La verdad es que yo estaba mas pendiente de él que del álgebra, no lo podía evitar. No hacia otra cosa que estar lo mas cerca de el que podía, me gustaba olerlo y sobre todo, si alguna vez notaba su aliento sobre mi cuello accidentalmente me deshacía.

L- Ya imagino. Así que supongo que en algún momento la cosa exploto.

A- Como era normal. Pero no creas que no le costo, arrancarse. Yo pensaba ya que no le gustaba, o que no me vía como yo quería que me viese. Así que después de muchos momentos de esos en los que si, pero luego no, un día cuando menos lo esperaba, estando sentado a mi lado, mientras me explicaba, sentí su mano en mi rodilla. Creí que me iba deshacer y que solo era un roce accidental, pero después de un rato de seguir apoyada en sobre mi piel sin retirarse –por supuesto yo inmóvil como una estatua- me di cuenta que quizás mi suerte había cambiado. El calor me subió al rostro y el corazón temía explotar, mientras rezaba aturdida por que siguiese.

L- ¿Y siguió?.

A- Siiiiiiii. Aunque tardo lo suyo. Yo seguía inmóvil, sin articular palabra, oyendo de fondo su voz, casi diluida el una lejanía falsa mientras solo prestaba atención al tacto de sus dedos que apenas se movían despacio hacia el interior de mi rodilla. La sensación me estaba diluyendo haciéndome perder la noción del tiempo. No se cuanto transcurrió en ese primer momento. Solo me daba cuenta, después de un rato, que inerte y empapada, como su mano estaba en todo el interior de mis muslos. Era asombroso la sensación, los nervios, el placer, mi inmovilidad, la angustia... todo estaba mezclado retorciéndose en una madeja de goce imposible.

L- Que bien descrito. ¿Y que pasó?.

A- Ya te puedes imaginar, a partir de aquel día, solo esperábamos que mis padres se marcharan en algún en de las horas de ayuda escolar, -que gracias a Dios, ocurría con cierta frecuencia- para entra en ese mundo nuevo de sensaciones insospechadas que se empezó abrir para mi. En los días que nos quedábamos solos, fuimos descubriéndonos, avanzando y sintiéndonos asfixiados el uno en el placer del otro. No sabes la intensidad de las cosas que descubrí, quizás por lo desconocidas o quizás por lo nuevo, pero fue fantástico.

L- Así que el primito te enseño a sentir. Te descubrió un mundo nuevo de sensaciones y de misterio que hasta entonces solo imaginabas. Que solo era una sospecha.

A- Claro. Hasta entonces cualquier acontecimiento había sido solo imaginario. Ningún chico me había tocado, solo en la fantasía había visto a alguien besarme o tocarme. Así que cuando sentí sus dedos recorriéndome las piernas me falto poco para asfixiarme de manera tan extraña que la fatiga se convirtió placer. El roce me penetraba desde un cosquilleo de la piel de las ingles hasta un calor dulce en mi interior que me diluía las entrañas. Estaba empapada solo deseaba sentir sus dedos entre mis labios que no tardaron en llegar, haciéndome exhalar un profundo suspiro cuando recorrió, despacio, toda su longitud llevándome a un punto que iba a explotar en orgasmo.

L- Dios santo, solo de oírte soy yo la que tiene las bragas mojadas. Pensar en esa experiencia a los quince años me hace imaginar tu estado de excitación y me revuelve. ¿Qué ocurrió después?.

A- Con el sentido medio perdido por el placer y los nervios, mientras me acariciaba, tomo mi mano y se la coloco sobre la bragueta presionando la palma contra el bulto duro y largo que ocultaba la ropa. No puede evitar que toda mi atención se centrase en semejante experiencia. Me agarre a él sintiendo la enorme potencia que representaba su rigidez y su volumen y lo acaricié una y otra vez, entre el deseo de sentirlo y el temor de ser interpretada como una fresca. El tiempo y la impresión mantenida por los dedos disolvió esta duda, llevándome a un punto que no sabia si quería mas notar sus yemas en mi raja, o su erección en mi mano. Fuera como fuese, todo estaba por encima de lo esperado envolviéndome en una nube de placer que me obligaba a abandonarme aflojándome las fuerzas con la misma intensidad con que aumentaba el placer. Note como a través da la tela de su pantalón aquel cuerpo entraba en su limite y empezaba a convulsionar en espasmos repetidos y rápidos, poco después de que él se tensara como una tabla, que se alargaron, en el tiempo, entre un golpe y otro mientras una mancha humada aparecía atravesando el tejido al final de aquel cuerpo. Aquello fue el limite que rompió mi resistencia. La poca conciencia recuperada con el aviso de su corrida y la percepción repetidamente convulsa de su eyaculación se perdió en la misma impresión morbosa que sus golpes produjeron en mis cerebro, que espesando la niebla mental que me envolvía me aflojo el cuerpo entregándome a una dulce sensación creciente que me invadió hasta explotar en contracciones que no podía soportar. Se me aflojo todo el cuerpo hasta el punto en que los gemidos se hicieron llanto y me quede laxa, inerte, entregada.

L- La verdad es que tal y como me has contado tu primera experiencia, describe que la viviste y la conservas en el recuerdo con extraordinaria excitación. Es maravilloso, ver que un acontecimiento vivido hace tanto tiempo puede conservarse tan vivo y tan fresco en la memoria. No se trata de juegos de palabras, sino de que el contenido libidinal, sin perderse un segundo, conserva la intensidad que solo en esos años se puede experimentar. Solo de imaginarlo, -créeme-, me he excitado. Casi he podido ver a tu primito tocándote agitado y nervioso, y casi notar la sensación que tus manos al agarrarlo, de tu cuerpo al sentirse acariciado. He vivido tu orgasmo, casi y me entran deseos de sentir un cuerpo joven como el de el tocándome y tocándolo. Ufff, chica que calentón me has dado.

Mi primita consentida

Comienzo este nuevo relato agradeciendo una vez más a todas mis lectoras y lectores, al igual que a quienes me han dedicado algún comentario, opinión o mensaje. Gracias. Por tal razón me inspiro a seguir entregando parte de mi historia como "Mujer bisexual".

Para aquellos que aun no me han leído, solo resumo que desde hace más de tres años comencé a desarrollar mi bisexualidad, gracias a la ayuda y la comprensión de mi novio, con el que vivo desde hace algún tiempo. Desde entonces él ha sido cómplice y copartícipe de mis más ardientes deseos hacia las mujeres y juntos hemos compartido deliciosos manjares femeninos.

Era día de las madres y solíamos ir a casa de mi abuela para reunirnos toda la familia. Recién llegamos mi novio y yo, comencé a ver a personas que no conocía, quizás son familiares míos que hace años no veo, le dije a él.

Salude a los que conocía, me presentaron a otros y reconocí a algunos que llevaba tiempo sin ver, pues había estado fuera del país un par de años. Era mucha la gente que había, niños, adolescentes, personas adultas y ancianos, incluyendo a mis abuelitos.

Entramos en la casa buscando a mi abuela para felicitarla y al salir, mi novio me hizo una seña tocándome con su codo, lo miré y seguí su mirada fija en punto, encontrándome con unas piernas largas bien estilizadas, un abdomen plano al descubierto con un pircing en el ombligo, una piel morena y un cabello negro, suelto, casi hasta la cintura… labios gruesos, boca grande y apetecible, ojos redondos con unas pestañas largas que me llamaron a la distancia, moviéndose de arriba abajo

Uuuuyyyy ¿y esa quien es? - dije dirigiéndome a mi novio

Si no lo sabes tú - respondió él

No creo que la conozca, ese cuerpo alto y voluptuoso, lo reconocería a mil metros

Diciendo esto vi como se acercaba la chica hacia donde estábamos nosotros

Hola prima… ya no saludas – me dijo

Oh… eh… prima¿?- respondí balbuceando y un poco confundida

¿No me reconoces? tanto tiempo tenemos sin vernos? Y eso que era tu primita consentida.

Dios no puede ser… Desi?… Desirée?

Jaja, sí, ¿por qué te sorprendes?

Cómo por qué, la última vez que ti vi tenías 13 años y medías poco más de un metro… ahora cuanto mides?

1.72… y acabo de cumplir 18

Que impresionante!!! como pasa el tiempo, de cara te ves muy parecida a cuando estabas niña, excepto porque tus facciones ya te hacen ver como una mujer

Soy una mujer prima y bien mujer…

No lo dudo – dije casi entre dientes, mordiéndome los labios para controlar lo que me provocaba, pues mi primita sí que había crecido y cómo le caía de bien

¿Y él… anda contigo…? – preguntó mirando a mi novio de pies a cabeza, con un morbo que pude descifrar en su expresión.

Sí, es mi novio

Hola- dijo él extendiéndole la mano

Hola, mucho gusto… primo? jajaja

Jaja, llámame como quieras, es un placer conocerte- dijo él muy caballerosamente pero sin seguirle el juego a la maliciosa prima que incitaba a jugar, con sus ojos y su risa, coqueteándole descaradamente delante de mí.

Las dejo, voy a saludar a los demás, nuevamente encantado de conocerte- enfatizó mi novio mientras le daba nuevamente la mano y se marchaba.

La observé como lo seguía con la mirada, como si yo no estuviera frente a ella, de repente volvió su rostro hacia mi como cayendo en cuenta de mi presencia, se puso seria y se excusó para irse.

Minutos más tarde me acerque nuevamente a mi novio

¿Que pasó con tu primita? Preguntó con una sonrisa provocadora

Pues nada, eres tu la miel que ella se quiere comer y yo la abeja que te está cuidando y que ella siente que debe esquivar

Si es así, mejor para ti, ya tienes el señuelo

Y cómo se supone que le haga? Después que te fuiste se te quedo viendo descaradamente como si yo no existiera y luego ni reparó en mi. Como voy a usarte de señuelo si le importa un pito que seas mi novio, si quiere te buscará por su cuenta, se lo vi en la cara; se distanció de mí precisamente porque le gustaste.

Pues yo no voy a seguirle el juego, así que si te gusta tu prima, utiliza eso que dices que percibiste para acercarte a ella; aunque yo creo que ella hace lo que se le viene en gana y ¡qué ganas las que tiene! se le nota hasta en el andar.

Eso es cierto, nunca me había gustado una mujer tan cercana a mi, pero de verdad que la miro y se me hace agua la boca, cual dulce listo para ser devorado- dije mirándola de lejos

Las mujeres se atraen por sí solas, aunque muchas cuando se dan cuenta de que se sienten atraídas, se alejan, pero no hay barreras entre ustedes, ni raza, ni consanguinidad que las separe, al contrario, mientras mas cercanía haya, por amistad o cualquier cosa, será mayor el disfrute y la complicidad – puntualizó mi maravilloso compañero, como siempre con la frase perfecta, en el momento más oportuno.

Me quede en silencio un momento mientras seguía observándola de lejos, me provocaba comerme esa boquita y que con ella me comiera a mi completita… ¿Cómo hago para llamar su atención sabiendo que me esta evitando a propósito…? – pensé.

- Buenas tardes!- dije acercándome al grupo donde ella se encontraba, salude a otra prima que no había visto y mientras tanto, vi como Desi se alejaba nuevamente de mi y se acercaba a mi pareja aprovechando mi ausencia; parece que le ofrecía algo de tomar, cosa que ni yo había hecho por andar embobada con la relajada de mi pariente, que ahora ocupaba mi puesto a su lado.

Me regresé a donde ellos estaban, sin ánimos de darme por vencida y antes de llegar, ella se levantó dejándome el puesto y ofreciéndome una cerveza, para tener una razón para retirarse.

Esta bien, gracias. Te acompaño. No podrás con las tres botellas- le dije

Ella ni se inmutó, siguió caminando como si yo no fuera a su lado, sacó las cervezas de la cava, me dio dos a mi y me dijo que iba al baño.

-Ok, te espero

- No tranquila, ve tú con tu novio

Ufff ya me estaba exasperando. Me regresé obstinada donde él estaba, extendiéndole la mano para darle la botella.

¿Que pasó? Te rebotó otra vez?

Sí, que rabia, no haya como quitarme de encima y yo tampoco voy a estar toda la noche detrás de ella como una imbécil

… te gusta?- me preguntó

Sabes que sí pero…

Actúa con inteligencia… tu sabes lo que quiere, pero ella no sabe lo que tú quieres, demuéstrale que no estás celosa, que no te importa que mire a tu pareja, que puede hacer lo que quiera, pero no se lo digas, solo haz que lo entienda y atrápala como haces con las mujeres, sé tu misma no te pongas nerviosa, domínala como a veces te gusta hacerlo, no dejes que ella te lo haga a ti.

Ok, voy a intentarlo, gracias mi amor

Entré a la sala de la casa donde ella se encontraba, todos los demás estaban afuera.

¿Qué haces?- le pregunté

Nada, me estoy arreglando las cejas, no me dio tiempo hacerlo antes de venir- (sostenía un espejito con su mano)

Y que te estás arreglando si las tienes preciosas, á mi sí que me hace falta, mírame nada más

Sí, te hace falta un toque- dijo pasando su pulgar por mis cejas

Pues entonces no se diga más, yo te ayudo a ti y tu a mi

Me senté en el mueble a su lado aprovechando la buena racha y ella recostó su cabeza en mis piernas… se veía preciosa desde arriba, entre mis pechos y mi sexo.

Comencé a quitarle los pelitos que tenía de mas, mientras le hablaba de todo un poco; en minutos la estaba haciendo reír y cuando lo hacía se abrazaba a mi desde la misma posición donde se encontraba, haciendo que mis tripas se apretaran fuerte por el contacto, que hacía erizar todo mi cuerpo.

Tú si eres loca… dices cada payasada… porque no me cuentas cómo te fue en el viaje que hiciste

A medida que la conversación se extendía yo me acercaba más a ella, me di cuenta como se sentía a gusto conmigo y me preguntaba por qué me había estado esquivando… ¿tanto le gusta mi novio… y tan celosa me creía a mi…?- pensaba

- Me fue maravilloso- le respondí- … ya sabes lo divino que es viajar y conocer lugares hermosos y pues, con ese hombre que a mi me acompaña.. que te puedo decir? cuando no estábamos ocupados en el trabajo o disfrutando de las bellezas del lugar, estábamos teniendo el sexo mas rico que te puedas imaginar…

- Me estás ruborizando, mejor no cuentes dinero delante del pobre, cambiemos de tema.

- Por qué, ¿acaso te excita?

- Claro que me excita, crees que soy de piedra? Y yo aquí no tengo con quien desahogarme- dijo ya como lanzando el anzuelo… y eso que era yo la que estaba pescando.

- Pues si quieres te lo presto… con lo rico que es hacerlo con él, no me importa que haga disfrutar a otras como lo hace conmigo

- Estas loca, como crees… ¿tú eres capaz de compartirlo?

- Claro que sí, eso no se desgasta, además no soy para nada celosa

- Que loca que eres en verdad, mejor cambiemos de puesto que ya yo estoy bien así- dijo mirándose en el espejito de mano.

Me acomodé en sus piernas del mismo modo en que lo hizo ella conmigo y la rodee con mi brazo, posando mi mano cerca de sus nalgas, las cuales eran exquisitas, sin duda.

Oye, tu eres una mujer muy bella- le dije mirándola a los ojos- como voy a ser tan egoísta para quitarle a mi novio un manjar así de la boca… que disfrute todo lo que quiera y si me deja mirar mejor… (cuando dije esto deje caer mi mano más abajo tocando el inicio de su trasero, acariciándolo)

Ella se quedó fija en mi mirada, como para comprobar, que tan en serio estaba hablando.

Te gusta ¿verdad?- le dije

Bueno… me hace cosquillas

Ja ja, yo me refiero a mi novio, no a mi caricia

Ah… jajaja… es atractivo e interesante, que te puedo decir? - dijo sonriendo, mientras sus ojos brillaban sin cesar, estaba excitada, no cabía duda-

Pero de ahí a lo que tu dices nada que ver, nunca estaría con el novio de una amiga, menos de una prima- dijo.

Que tonta eres

De verdad te apetece mirarlo haciéndolo con otra?

A mi, claro que sí ¿te apetece a ti que los mire?

Un ruido nos hizo voltear rápidamente hacia atrás, entraba mi abuelo diciendo que la fiesta era afuera, que saliéramos del cascarón

Pues hagámoslo, salgamos del cascaron, dije mientras le daba una palmada en sus preciosas nalgas cuando pasó frente a mi

Al salir la invité a sentarnos junto a mi novio, me dijo que iba por unas cervezas que la esperara allá, al llegar donde él estaba le dije:

Por lo menos ya no me esquiva, admite que le gustas, pero no creo que haya oportunidad conmigo, a lo sumo me dejará mirar si es que acepta hacerlo contigo, solo quiero que me hagas ese favor, quiero que te la cojas por mi.

Tranquila, no te des por vencida

Ella llegó al sitio, se sentó frente a nosotros formando un triángulo y lo miró a los ojos mientras tomaba de su cerveza. Desde un grupo me llamó otra prima para presentarme a su novio y me fui dejándolos solos

Quedas en buenas manos, literalmente hablando- le dije en el oído antes de irme, ella sonrió con malicia

Demoré aproximadamente diez minutos lejos de ellos, ya estaba desesperada por volver, pero sabía lo bien que aprovecharía mi novio ese tiempo a solas con ella.

¿Me extrañaron? – les pregunté al sentarme nuevamente en aquel triangulo que me estaba dando una de mis mejores calenturas.

Claro que sí, especialmente tu primita que estuvo a punto de irte a buscar

Claro, te tardaste mucho - dijo ella riéndose, yo no entendía el juego, solo reía y escuchaba

Sabes que tu prima es muy parecida a ti- me dijo mi novio

Ah si? Y en que será?

Las dos tienen la misma fantasía- dijo él con esa expresión tan sexy que me encanta

Tosí con la cerveza que había entrado en mi boca, no perdía la capacidad de asombro de lo que mi novio era capaz de lograr con solo un par de minutos, ella se carcajeó con mi reacción.

Viste, te dije que se iba a sorprender- le dijo mi novio mientras se levantaba a buscar otra cerveza

¿Y cuál es tu fantasía?- le pregunté mirándola con una seducción que nos ató a ambas al instante

Quiero tener sexo con una mujer- dijo acercándose a mi rostro y mordiendo su labio inferior… mmm como quisiera ser yo la que acariciara con mis dientes y mi lengua esa boquita deliciosa, en este mismo momento (pensé). Ella continuó diciendo:

También me he imaginado muchas veces como sería hacerlo con una pareja, como ustedes, nunca me habrías pasado tu por la mente como una opción, no porque no seas atractiva, en verdad lo eres y me gusta como te desenvuelves, pero me parecías muy seria, así que no se me hubiera ocurrido que a ti te provocaran ese tipo de "cosas".

Me provocas tú… y ya ves, las apariencias a veces engañan - le dije y acercándome a su oído, con una voz sensual y llena de excitación continué - Te he perseguido toda la tarde, ya es de noche y solo estoy pendiente de ti… me tienes loca, con esa cara sensual, esa boca, ese perfume, tu culo tan provocativo que me llama cuando caminas dándome la espalda, resistiéndote a mi… con todo tu cuerpo me has hecho sudar y mojar todo el día, quiero comerte toda.

¿Y como hacemos?, aquí no puede pasar nada, hay mucha gente, mejor cuadremos para otro día y nos vemos

No, no, no de ninguna manera, ya encontraremos la forma

Pasaron un par de horas y ya quedaba poca gente, algunos se habían marchado y otros habían ido a dormir. El plan era esperar a quedarnos solos, no podíamos irnos ya que estábamos en un pueblo a tres horas de donde vivíamos y los más allegados se quedarían, entre ellos nosotros tres.

El tiempo trascurrido, en lugar de aplacar mis deseos, me tenía aun más excitada, pues ella se encargo de mantenerme encendida, con jueguitos, miradas y comentarios subidos de tono. Bebíamos de una sola botella que ella guardaba entre sus piernas y cuando se la quitaba, rozaba con mis dedos su sexo y luego ella hacia lo mismo conmigo.

Ya casi no queda nadie. No pueden tocarse una a la otra aquí, pero desde donde están, pueden acariciarse ustedes mismas sin que nadie las vea- sugirió el oportuno de mi hombre, que observaba como se calentaba cada vez más el ambiente, en aquel triangulo sexual.

Sin dudarlo ni un momento, ella metió su mano dentro de su pantalón y yo hice lo mismo conmigo. La observaba sacando la punta de su lengua, mojando sus labios, cerrando sus ojos y trasformando sus gestos en puro placer, mientras yo conseguía un orgasmo intenso y silencioso, mirándola masturbarse frente a mi y deseándola más cada minuto. Luego llegó su turno al clímax… apretó sus ojos y mordió sus labios para no gritar, al final de sus convulsiones contenidas y aun con la sensación que cubre el cuerpo femenino después de un buen orgasmo, abrió nuevamente sus ojos buscando mi mirada, intentando regalarme la última gota de su éxtasis… ese orgasmo me dejo aun más excitada y sus expresiones me hacían sentir ganas de devorarla allí mismo.

¿Me acompañas al baño?- le dije recomponiéndome un poco

Claro, vamos

El baño estaba ocupado, salimos de la casa nuevamente y nos sentamos en otro espacio desde donde nadie se veía. Mi novio estaba parado allí y nos dijo que siguiéramos disfrutando, que allí sí podíamos acercarnos más, que él nos avisaba si alguien venía. Nos sentamos frente a frente y nos atrajimos con desespero, poniendo cada una la mano en la cabeza de la otra, para unirnos en un beso animal, apasionado, deseado; saboree su lengua con un gusto exquisito y mordí sus labios sin querer soltarlos, eran una delicia tal como lo imagine… ella desabrocho mi pantalón, muy hábilmente metió su mano dentro y comenzó a masturbarme con fuerza y suavidad al mismo tiempo; metió uno de sus dedos en mi sexo empapado y seguía besándome, la boca, el cuello, el lóbulo de la oreja, me estaba comiendo mi prima y yo estaba en el cielo… jadeaba tragándome todo el placer para no gritarlo, ella ahogaba mis quejidos en su boca y yo seguí ese movimiento rítmico que ella inició con su mano en mi sexo, que rápidamente me llevó a un nuevo orgasmo…

Cada vez estaba más excitada… no podía parar, ahora yo la tocaba a ella; que ganas tenía de quitarle toda esa ropa y saborear todo su cuerpo de mujer, recorrerla con mi lengua toda y reconocer en su piel, en su aroma de hembra apasionada, cuánto había crecido mi prima. La deseaba, metí dos dedos de un solo golpe en su entrepierna la cual los recibió, entre jugos y sudor, con un jadeo que no pudo reprimir; la bese para callarla e intensifiqué mis movimientos haciéndola respirar cada vez mas fuerte y apretar mi mano contra ella; movía sus caderas como una diosa del sexo, me estaba volviendo loca con esos movimientos y como si fuera poco me dijo al oído, -ésta es por ti primita- se aferró a mi cuello succionándolo fuerte y con esa pasión que parecía infinita, acabo en mi mano.

Nos recuperamos y arreglamos nuestras ropas, mientras miraba como novio ya no podía disimular su erección, mucho estaba aguantando y con esa escena frente a sus ojos no era para menos…

Tengo una idea - les dije, mientras limpié mis manos y caminé hacia las únicas personas que quedaban en el lugar, entre ellos mi hermano y unos primos

Muchachos, nosotros vamos con Desi a la farmacia a comprarle algo para el dolor de vientre, pobrecita tiene rato con malestar y no tiene analgésicos

¿No quieres que vayamos nosotros? - preguntaron

No gracias, ustedes están bastante tomados, es mejor no manejar así, no hay problema yo me conozco por aquí, estaremos bien

Ok, tengan cuidado

Nos montamos los tres al carro, yo de copiloto y ella atrás fingiendo dolor. Salimos de allí y le dije a mi novio que se estacionara en una plaza detrás de un mural que estaba como a seis cuadras de casa de mi abuela y donde quedábamos escondidos a la vista de los carros que pasaban, eran las dos de la madrugada.

Él se estacionó y yo sin bajarme del carro, me pasé como pude al puesto de atrás y me lancé sobre ella, mi prima, nos besamos desesperadamente, como si fuera la primera vez, aun teníamos muchas ganas las dos, comenzamos a quitarnos la ropa lo mas rápido que pudimos sin dejar de entrelazar nuestras lenguas… al descubrir mis senos ella se prendió de ellos, besándolos y chupándolos con lujuria mientras me decía…

- Que rica sabes primita, como me excitas, tienes un cuerpo hermoso y provocativo

- Tú a mi me encantas, me estas haciendo delirar, que lengua tienes, como mueves los dedos, como hueles-

Besé sus senos que no eran muy grandes, pero cabían perfectos en mi mano, la acosté en el cojín y me puse encima de ella, terminé de desnudarla y ella a mi, pegamos nuestros clítoris y comenzamos a movernos como si la estuviera cogiendo con un pene, frotamos nuestros sexos chorreantes de placer y ella me apretaba por mis nalgas hacia ella, abriendo las piernas lo mas que podía, mientras me decía, -cógeme primitia, cógeme así… ahh, ahhh que rico… fui al primera en venirme, luego llego ella.

Me levanté y le dije al oído: es todo tuyo- enseguida se acercó hacia donde estaba mi novio, quien seguía en el puesto del piloto pero girado hacia nosotras, ella lo besó, pude ver sus lenguas enredarse y mi clítoris empapado e hinchado volvió a encenderse pidiendo más; él inclinó el puesto totalmente hacia atrás y ella bajo el cierre de su pantalón, le sacó el pene erecto, se lo metió en la boca y comenzó a mamarlo mientras se acomodaba en cuatro… yo empecé a masturbarme de nuevo y con la otra mano tocaba el sexo de mi prima que estaba apuntando hacia mi, al igual que su culo bello, provocativo, jugoso; sin titubear metí mi lengua en su coño moreno, disfrutando del sabor y el olor a sexo de quien en ese momento sentía mi mujer, chupé sus labios, su clítoris, pasaba mi lengua desde su sexo hasta su culito, apretando con mi mano sus nalgas y dándole fuertes nalgadas. Ella seguía mamándolo, cada vez mas rápido y mi novio jadeaba, acariciándome la espalda y mi trasero, ensalivó un dedo y lo metió en mi culito sabiendo que me yo me estaba acariciando el clítoris y todos comenzamos a movernos más rápido, el olor a sexo invadía el interior del vehículo, mi prima se vino en mi boca y yo en mi mano y la de mi novio, ella se acomodó y se sentó sobre el huevo metiéndoselo hasta las entrañas, saltaba y jadeaba fuerte, haciendo que mi novio intensificara también sus movimientos… cabalgó encima de él diciendo lo rico que era meterse el huevo de su primo…

- Ahhhh… que divino es este hombre, gracias por prestármelo, le voy a acabar encima- y comenzó a dar gritos de placer, la bese nuevamente para callarla y ahogar su orgasmo en mi boca, me separé de ella un poco y le dije, síguete moviendo ahora le toca a él… entonces iniciaron nuevamente sus movimientos, yo besé a mi novio y luego a ella, quien le decía - Te gusta como me cogí a tu novia… esta rica, solo me falto chuparle el coño… mmmm… cómo lo deseo.

Se seguía moviendo mientras agarraba mis tetas en sus manos y las metía en su boca como podía, por segundos; sentí contraer a mi novio y vi en su expresión que iba a terminar; mi prima, en pleno orgasmo de él se vino de nuevo mezclando así sus líquidos con el semen y restregándolo por ambos sexos…

Exhaustos aún y controlando un poco nuestra acalorada respiración, volvimos a casa de mi abuela, aun estaban allí mis primos y mi hermano, quien me preguntó:

¿Qué ha pasado?, me tenían preocupado, tienen los teléfonos apagados

Es que no tenemos cobertura aquí, pero ella esta mejor, no encontramos farmacias abiertas por aquí y tuvimos que ir al otro pueblo.

Y ya estás mejor?- le pregunta a ella

Uy si, es un alivio, sentía que me explotaba por dentro cuando salí de aquí- dijo mirándome con una complicidad y morbosidad, que desde esa noche se quedó para siempre con nosotras.

Se convirtió en uno de mis mejores vicios, en una excelente amante. He tenido su cuerpo esa noche y muchas más; todo lo que falto por hacer esa primera vez, lo disfrutamos repetidas veces en otros momentos, en mi casa, en mi cama, en el baño, en el mismo carro en una posterior visita a aquel pueblo…

Hace más de dos años que nos devoramos en cada encuentro; cada vez que podemos nos regalamos una maravillosa escena de sexo, a solas o con mi novio y ahora más que nunca sigue siendo… mi primita consentida.

Juegos femeninos

Ella se encontró por casualidad con una antigua amiga del instituto, fueron a cenar y luego a un espectáculo de hombres con lo que la excitación que sufrió una de ellas motivó que la reunión de amigas se convirtiera en una reunión de sexo.

Ella se encontró por casualidad con una antigua amiga del instituto, fueron a cenar y luego a un espectáculo de hombres con lo que la excitación que sufrió una de ellas motivó que la reunión de amigas se convirtiera en una reunión de sexo.

La historia que me dispongo a contar ocurrió el pasado verano cuando conocí a Pili, una chica rubia de 1,70 aproximadamente, poco pecho y culo estrechito y apetecible. La primera vez que la vi calculé que tendría no más de veinticuatro años. Ella llevaba poco tiempo en nuestra ciudad a la que se había desplazado para casarse y trabajar. Me dijo si podía acompañarla a ella y a su amiga Julia, aún más alocada y cachonda que yo misma y la cual aprovechaba la menor ocasión para hablar de chicos y de sexo sin el más mínimo recato. Pili me dijo que me invitaba a cenar con ellas para, de este modo, celebrar una pequeña fiesta de despedida de soltera. Por supuesto accedí gustosa a su invitación.

El sábado siguiente fuimos a un restaurante italiano y allí le regalé unas prendas íntimas que había comprado en un sex-shop al que había ido en alguna ocasión. Consideré que era lo más adecuado pensando que se iba a casar en unos días. Así pues todas reímos cuando Pili abrió sus regalos. Un corsé con el que estilizar su figura, unas bonitas braguitas de color blanco junto al portaligas a juego en el mismo color y todo ello bien transparente para que nada quedara a la imaginación de quien lo viera.

Por su parte Julia, mucho más provocativa, nos sorprendió a ambas regalándole un enorme consolador imitando la textura masculina y otro tipo de liguero con dos penes, uno por cada lado.

Si tu marido no funciona con esto le jodes tú a él –le dijo riendo de buena gana.

Después de cenar y tras tomarnos dos botellas de un exquisito vino decidimos irnos a una sala de fiestas que Julia conocía y en la que, casualmente, se desarrollaba como espectáculo un destape de hombres sólo para mujeres. Tanto Pili como yo estuvimos de acuerdo con la idea pues pensamos que podía ser algo divertido.

Una vez llegamos al local, pagamos las entradas y entramos en una gran sala en la que nos sentamos cómodamente en unos amplios sillones. En pocos minutos llegó un apuesto camarero el cual con la mejor de sus sonrisas nos preguntó qué deseábamos tomar. Tras tomar nota y marcharse, Julia comentó divertida lo que le gustaría tomar del guapo camarero.

Pedimos copas entre risas y bromas hasta que, bastante cargadas de alcohol, empezaron a desfilar los hombres. Al poco rato pude ver como Pili se relamía los labios mirando a uno de los chicos mientras que Julia, en un par de ocasiones, se levantó la falda de vuelo que llevaba enseñando provocativamente su tanga y gritando como una loca:

¡Muchachos, aquí, aquí! ¡Venid aquí tíos buenos!

Pili, muerta de vergüenza, trataba de agarrarla para que se estuviera quieta pero era casi imposible pues debido a su estado de embriaguez no atendía a razones. Llegados al final del espectáculo invitaron al público para que se apuntara para participar en un destape con premios en metálico.

Ahora sí que fue imposible mantener a Julia quieta apuntándose ésta la primera aunque fue la última que salió al escenario. El alcohol empezaba a hacer estragos en nosotras y eso que la noche apenas había hecho más que empezar.

Cuando Julia apareció en el escenario parecía una auténtica profesional. Empezó a moverse de forma sensual acariciándose por todo el cuerpo para así animar al público presente. Lo primero que se quitó fue la bonita falda que llevaba dejando tapado lo demás por su larga blusa que se levantaba de tanto en tanto dejando su tanga al aire.

El público asistente aplaudió cuando se dio la vuelta y se agachó pues, en esa postura, levantó la blusa y su tanga, por detrás, no tapaba nada. Sin embargo, cuando se deshizo de la blusa fue aún mejor ya que sus grandes tetas colgaban como si le pesaran y, cuando se agachó, parecían las ubres de una vaca.

De más está decir que ganó el premio y un par de botellas de champán por lo que en el viaje de vuelta no paramos de reír y felicitarla por el éxito que había tenido. Al regresar a casa se acercó a mí y mientras me tocaba las tetas me susurró débilmente al oído:

¿Te ha gustado? La verdad es que tú también las tienes grandes….

Es cierto pero no las tengo caídas –respondí notando como Julia las sopesaba entre sus manos.

Como las dos estaban bastante bebidas conduje yo mientras ellas iban detrás jugando y comentando todo lo que había ocurrido. Entramos en la cochera de la casa y, al bajar, se me ocurrió comentarle a Pili que nos enseñara el conjunto que le había regalado. Ella, sonriente, lo sacó pieza por pieza y nos lo enseñó.

No tonta, así no, mejor puesto. ¿no crees? –la animé divertida a que se lo pusiera.

¿Aquí? –preguntó indecisa.

¿Por qué no? Es tu cochera y sólo estamos las tres –añadí tratando de acabar con sus últimas resistencias.

Bueno está bien, pero daos la vuelta que me da vergüenza –dijo tras pensárselo un rato.

Riéndonos de buena gana de su falsa vergüenza nos dimos la vuelta pero yo, por el cristal del coche, la miraba hasta que, al acabar, nos dijo que ya podíamos mirar. Nos giramos y ambas nos quedamos completamente calladas mientras observábamos su bonito cuerpo.

Su rubio cabello, la mirada ingenua que siempre había tenido, los altos tacones, las medias de encaje, la braga transparente y diminuta que, con el corsé transparente, dejaban ver unos exquisitos senos de tamaño pequeño y firme con una gran aureola y, entre sus piernas, se notaba todo el coñito con el vello rubio y perfectamente recortado. Creo que me mojé allí mismo ante la imagen de mi amiga.

Tenemos una orden para ti –le dijo entonces Julia. Debes cruzar el jardín hasta llegar a tu casa, nosotras te acompañaremos.

Lo hizo sin rechistar pues, a la hora que era, nadie la podía ver pero yo me fijaba en su cuerpo y en aquel pequeño y redondo culo. Ya en el interior de su casa y sin cambiarse de ropa, nos ofreció una copa diciéndonos que nos quedáramos a dormir pues ya no eran horas para volver a nuestras respectivas casas. Sin hacernos de rogar aceptamos y, de pronto, escuché a Julia decir sin el más mínimo recato:

¿Sabéis chicas lo que me gustaría ahora? Lo que más me gustaría ahora sería tener una buena polla entre mis piernas.

Pues chica, como no te metas el consolador que le has regalado a Pili –contesté yo.

Levantándose de inmediato fue a buscarlo y, una vez volvió, se soltó la blusa dejándola caer al suelo para a continuación desprenderse de la falda. Se sentó cómodamente en el sofá, se quitó el tanga y, desnuda por completo, empezó a pasarse el consolador por su peludo y ya humedecido coño.

Levantó las piernas abriéndolas al máximo con lo que nos ofreció el espectáculo perfecto de su vagina y su agujero posterior y aunque el consolador era de considerables dimensiones la verdad es que no le fue difícil metérselo por completo escuchando con agrado como chapoteaban sus jugos al entrar y salir aquel pene de látex de su excitado coñito.

Yo me encontraba a su lado mientras Pili se sentaba enfrente de ella. Julia no aguantó tanto placer y alargó una mano poniéndomela sobre uno de mis senos el cual empezó a sobarme como una loca hasta que despojándome del top con el que cubría mis pechos, me desnudó de cintura para arriba para después quitarme la falda hasta que quedó al aire mi delicada braguita de color negro.

Al final, me coloqué sobre ella obsequiándola con mis pechos para que los chupara lo cual hizo con exquisita delicadeza. Empezó lamiéndome los pezones con gran dulzura haciendo que se endurecieran al instante. Gemí agarrándola de la cabeza para que no abandonara el sensual tratamiento que me estaba dando. No tardó en hacer más perversa su caricia acariciando el grueso pezón con sus abultados labios con los que lo envolvió haciéndome estremecer de placer.

Pili se nos acercó observando como me las chupaba y la cara de inmensa satisfacción que ponía gracias a los labios y la lengua de mi amiga. Aprovechando su cercanía alargué mis manos cogiéndola de sus morenos y robustos glúteos para empezar a magrearle con descaro su bonito culo al tiempo que Julia no cejaba en su chupeteo sobre mis tetas.

Julia, sin sacarse el grueso consolador del interior de su vagina, me levantó sin aparente dificultad dejando mi chocho a la altura de su cara mientras mi cara quedaba frente a Pili. Nos quedamos mirando fijamente y poco a poco y como si ambas lo estuviéramos deseando hace rato, acerqué mi cara a la suya besándola con extrema dulzura. Unimos nuestros húmedos labios sin decir nada, tan solo sintiendo nuestras entrecortadas respiraciones. Acaricié con mis dedos su mejilla mientras ladeaba la cabeza al mismo tiempo que entreabría mis labios ofreciéndole mi lengua juguetona la cual recibió con evidente agrado enroscándose ambas en un combate que poco a poco fue haciéndose más cruel y despiadado.

Julia aprovechó mi actitud descuidada para llevar la tela de mi braguita a un lado dejando ante su excitada vista mi empapada entrepierna la cual reclamaba ansiosamente sus primeros cuidados. Con gran regocijo por su parte escuché como le decía a Pili:

¡Cielos Pili, mira qué sorpresa tenemos aquí! ¡Pero si está completamente depilada!

Arrancándome la braguita de forma brutal mis dos amigas se dedicaron a mirarme el coñito como si estuvieran adorando aquel delicado tesoro que les ofrecía sin ningún recato. El interés mostrado por ambas hizo que me mojara aún más si eso era ya posible. De un solo golpe y sin esperármelo Julia se hizo con mi caliente chocho llevándolo hacia su hambrienta boca para empezar a comérmelo con gran avidez como si en ello le fuera la vida.

Así cariño, vamos cómemelo. Así, así….me encanta como me lo haces –apenas pude articular animando a mi amiga a que siguiera con aquel encantador tratamiento.

Mientras tanto Pili no se quedaba atrás aprovechando mi total indefensión para besarme y cogerme el culo con sus dos manos para abrírmelo y cerrármelo a su antojo. No tardé en perder la noción de qué manos eran las que me tocaban, unas me abrían las nalgas, otras me metían un dedo en el coño o bien me restregaban el agujero del culo haciéndome lanzar verdaderos alaridos de placer.

Ante ese doble ataque al que era sometida, despojé a Pili del corsé empezando a chuparle su pequeño pero apetitoso seno el cual empecé a chupar de forma frenética centrándome en su sensible y oscuro pezón. Mi amiga me ayudó en mi sensual contacto acariciándome la nuca con sus dedos para después apretarme contra ella de forma furiosa como si pretendiera no dejarme escapar. Pude escuchar como Pili gemía totalmente entregada a mí; me sentía poderosa al ver cómo lograba dar placer a aquella muchacha que se entregaba a mis juegos con total complacencia.

La habitación se llenó con los suspiros y lamentos satisfechos de todas nosotras; sería difícil decir cual de las tres gozaba en mayor medida. Cuando Julia se apartó de mí me quedé bien abierta de patas y en posición de perrito continuando chupando las tetas de Pili la cual me pedía que siguiera de aquel modo enloquecedor hasta que finalmente acabó corriéndose chillando de placer.

Tras observar como se corría de aquel modo tan magnífico bajé lentamente hasta llegar a su palpitante entrepierna.

¿Qué quieres hacer conmigo? –le escuché que decía con dificultad tratando de recuperarse del orgasmo obtenido.

Ya lo verás cariño, es un secreto –le respondí guiñándole un ojo mientras le sonreía de manera pícara.

Sin embargo, tuve que dejar de hablar pues sentí algo frío que rozaba la entrada de mi vagina. Volví la cabeza descubriendo a Julia jugueteando con el consolador doble que se había introducido en su coñito mientras con el otro extremo apuntaba sobre el mío. Aquella idea me gustó sobremanera pues me apetecía follarme a Julia mientras ella me follaba a mí al mismo tiempo con aquel largo y grueso instrumento.

De un solo golpe y sin decir nada mi amiga me lo metió entero con decisión arrancándome un fuerte lamento al sentirme taladrada por aquel fálico invitado. Pili observó excitada la doble penetración y colocándose sobre mí en posición inversa se dedicó a lamerme el agujero de mi culito al tiempo que Julia aprovechaba para follarme como una desesperada.

Podía sentir como aquel duro consolador entraba y salía de mi encharcado chochito el cual lo recibía con gran placer. Cerraba los ojos pues no me era posible mantenerlos abiertos ante el tratamiento que mi amiga me daba. Julia sabía como moverse para hacer que mi deseo por ella se multiplicara hasta el infinito. Tan pronto se movía de manera lenta pero precisa como de pronto aumentaba sus embestidas hasta hacer que me fuera aproximando al orgasmo. Sin embargo y de manera maliciosa sabía cuando parar para hacer que el placer me abandonara para de nuevo empezar a percutir contra mis entrañas haciéndome jadear de satisfacción.

Sigue Julia, sigue cariño….me estás volviendo loca. ¡No me hagas sufrir más, te lo suplico –susurré débilmente mientras me relamía de gusto.

¿Te gusta, eh putita? Ya verás como vamos a disfrutar las tres juntas –me dijo con aquellos ojos brillantes llenos de lujuria y vicio.

Por lo visto no tenía bastante con joderme de aquel modo salvaje pues separó a Pili de mi culito y escupiendo sobre el mismo lo ensalivó con sus delicados dedos humedeciéndolo mientras me frotaba las nalgas las cuales empezó a golpear con pequeños azotes que fueron adquiriendo paso a paso mayor ímpetu hasta que mi dolorido trasero empezó a enrojecer.

Agarró las manos de Pili poniéndolas sobre mis nalgas obligándola a que me las abriera y, de este modo, teniéndome completamente entregada presionó sobre mi anillo anal introduciendo un dedo para luego acompañarlo por otro más. Era la primera vez que alguien me prodigaba una caricia como aquella y debo decir que aquella caricia desconocida me encantó. Noté como mi estrecho esfínter se dilataba permitiendo el paso de aquel par de exploradores en busca de aquel tesoro todavía virgen.

Sin pensarlo dos veces me dediqué a hacer lo mismo con Pili la cual acogió el contacto con un profundo suspiro. No tardé en aprender aquella primera lección sumergiendo mi cabeza entre aquel par de montículos comenzando a chupar el oscuro agujero de mi amiga el cual comenzó a dilatarse sin aparente esfuerzo. Imité a Julia y tras escupir sobre el ano de Pili me entretuve esparciendo la cálida saliva sobre aquel agujero para humedecerlo de manera conveniente.

Julia extrajo el consolador de su coñito y dirigiéndose a su bolso empezó a buscar en el mismo hasta que encontró lo que buscaba. Con los ojos vidriosos por la emoción que me embargaba vi como blandía un juguete del que había oído hablar en diversas ocasiones pero con el cual nunca había tenido el gusto de tropezarme. Nuestra amiga vino hacia nosotras llevando entre sus manos unas excitantes bolas chinas las cuales estaba segura que harían las delicias de todas nosotras.

¿Qué tienes ahí? A ver, déjame verlo –le pedí mientras me estremecía ante la imagen de aquel diabólico juguete.

¿Alguna vez habéis jugado con algo como esto? Puedo juraros que con este juguetito se pueden alcanzar los orgasmos más brutales –nos aseguró Julia jugando con las bolas chinas entre sus dedos.

No quise perder la oportunidad de ser la primera en probar aquel artilugio así que, poniendo mi trasero en pompa, se lo ofrecí para que fuera profanado por mi amiga.

Fóllame con ellas, vamos. He oído hablar muchas veces de ese juguete y nunca he tenido ocasión de disfrutar de ellas –dije gritándole a Julia para que se animara a introducírmelas en mi interior.

¿Así que quieres que te folle con ellas, eh muñequita? Verás como te correrás con ellas como una perra.

Ayudada por Pili para que me abriera las nalgas empezó a presionar sobre mi anillo anal hasta que lanzando un ahogado gemido noté como la primera bola se alojaba en mi conducto anal. Tras la primera entró la segunda y así sucesivamente fueron introduciéndose todas haciéndome gemir con cada uno de aquellos fantásticos ingresos. Me estremecí de placer tratando de evitar el orgasmo que notaba cercano gracias al roce de aquellas bolas en el interior de mi sensibilizado culito.

Goza, cariño, goza –me tranquilizó Julia acariciándome el cabello mientras me hablaba. Aguanta la respiración mientras gozas con ellas dentro de tí.

Son estupendas –respondí completamente agradecida por aquel regalo con el que me obsequiaba. No creo que tarde en correrme. Jamás había sentido un placer igual.

Lo estás haciendo muy bien. Espera que voy a sacártelas para que goces como nunca.

Efectivamente, tras unos segundos disfrutando de aquel modo irrepetible, Julia empezó a estirar del hilo haciendo que aquel dulce tormento que sentía fuera aumentando paso a paso. A cada bola que iba saliendo lanzaba un fuerte gemido gozando de un modo desconocido y genial. Era increíble el placer que aquello podía ofrecer. Mordí con fuerza mi labio inferior tratando de controlar el escandaloso orgasmo que se avecinaba entre mis piernas. Al notar como la última bola abandonaba mi agradecido agujerito acabé prorrumpiendo en un fenomenal orgasmo el cual me dejó completamente satisfecha y relajada.

Tras descansar unos minutos, Julia no quiso dejarme tranquila y cambiando de objeto cogió el consolador para llevarlo hasta mi satisfecho culito. Gracias a la anterior caricia no le fue difícil hacer que entrara en mis entrañas empezando a follarme el culo mientras por el otro extremo se lo metía en el coño a Pili la cual empezó a berrear como una loca.

Creí que no sería capaz de soportar tanto placer. Aquel falso miembro masculino me follaba una y otra vez sin descanso. Ambas nos movíamos adelante y atrás prodigándonos una maravillosa sensación placentera en nuestros respectivos agujeros.

Al fin escuché como mi amiga Pili emitía un ahogado jadeo indicando que se corría sin poder aguantar más. Esa fue la señal para volver a dejarme ir viendo como de mi empapada vagina volvía a escapar una nueva porción de jugos vaginales la cual fue recogida por Julia lamiéndome una y otra vez hasta dejarme bien seca.

Julia escapó de mi palpitante entrepierna y con dificultad logré quitarle el consolador el cual todavía mojado me metí en mi coño. Mi amiga se sentó cómodamente sobre la cara de Pili mientras yo aproveché para chupar su pequeño agujero rosado metiendo mi hambrienta lengua todo lo posible. Al ver cómo empezaba a dilatarse favoreciendo el tan necesario contacto, aproximé aquel pene de látex a la entrada de su culo. Ayudé a mi amiga a levantar las piernas y poco a poco fui metiéndoselo, primero con movimientos lentos y pausados para hacer juego y luego todo de un solo golpe acompañando aquella follada con dos dedos sobre su excitado clítoris el cual se endureció nada más acariciarlo.

Le ofrecí mis labios a mi amiga empezando a morrearnos apasionadamente. Julia me mordía ligeramente los labios agradeciéndome de aquel modo el placer que le daba. Le obligué a bajar la cabeza hasta el coño de Pili haciendo que se lo chupara mientras yo la enculaba hasta que Pili, entre fuertes convulsiones acabó corriéndose.

Sudadas nos acostamos las tres desnudas en la misma cama poniendo cada una la mano donde más le pudiera apetecer. Mientras trataba de recuperar el ritmo cardíaco vi acercarse a Pili a mi oído susurrándome en voz baja:

Me gustaría repetirlo pero la próxima vez tú y yo a solas. ¿De acuerdo?

Accedí a su solicitud sonriéndole de forma cómplice pero disimulada para que Julia no se percatase de aquel mudo acuerdo. Dejé descansar la cabeza sobre su abdomen cerrando los ojos a continuación para caer en brazos de Morfeo en busca del tan necesario descanso tras aquel estupendo polvo.

Todo asombroso